1775.- Dualidad. (18 mar 2024)


Nuestro estado natural original,
que es ya la no dualidad.

Aparece por sí solo,
cuando retiramos la atención
de los contenidos
del pensamiento conceptual.

Que es el único lugar
donde la dualidad opera.

1774.- Dejar. (16 mar 2024)


Basta con dejar de lado
los contenidos del
pensamiento conceptual,
para darnos cuenta
de que la vida
sigue sin ellos.

Y en vez de incertidumbre, miedo e inseguridad
sentimos alegría y paz.

Entonces es fácil
manejar los pensamientos.

Y sin identificarnos
más con ellos,
dejar que la persona
que un día creímos ser,
viva su vida
espontáneamente sin más.

1773.- Creencia. (14 mar 2024)


En la creencia de ser personas
que habitan cuerpos individuales,
y de que nuestra historia personal
transcurre en un mundo objetivo y real
que compartimos con todos,
dejamos que el pensamiento conceptual
nos guíe, condenándonos así
a la insatisfacción y el sufrimiento.

Si retiramos la atención
de esos contenidos conceptuales
y sus interpretaciones automáticas,
reconocemos nuestra verdadera naturaleza,
y vivimos en alegría, gozo y paz,
entre las montañas, los ríos y el mar,
que sí tenemos todos en común.

1772.- Vacío. (12 mar 2024)


Al despertar del sueño de la persona,
no reconocemos realmente
nuestra naturaleza original
como lo que somos,
sino como siendo nosotros de ella.

Porque su vacío es común a todo,
y a la vez todo es ese mismo vacío.

1771.- Remedio. (10 mar 2024)


Nuestro único error,
es considerar
la interpretación que hacen
los pensamientos,
como la única realidad posible.

Y creyendo que todos
la compartimos,
vivir pendientes de ella.

Sin darnos cuenta
de que es algo ilusorio
y subjetivo.

Que solo percibimos nosotros,
y que nos mantiene
en la incertidumbre
y la insatisfacción.

El único remedio,
es liberar la atención
de esa trampa.

1770.- Regresar. (8 mar 2024)


La liberación del sufrimiento,
hemos de buscarla con todas nuestras fuerzas.

Desde el karma que gobierna
la vida de nuestra persona
y del que ni tras el despertar se librará.

Cuán lejos pueda uno llegar,
depende de cada cual.

Unos mejoramos la persona,
otros penetramos el vacío fundamental
y algunos regresamos a bailar y reír,
como si jamás nos hubiéramos ido.

1769.- Dejar de confiar. (6 mar 2024)


Percibimos la mente original,
cuando la atención se libera
de los contenidos del pensamiento conceptual.

Cuando eso sucede,
y dejamos de confiar en los pensamientos
y en que el mundo que nos presentan
sea el único real,
vivimos en la mente original
con la atención en libertad
y la vida se vive a sí misma.

Ya no es necesario que decidamos
ni controlemos nada,
pues todo sigue su ritmo espontáneamente.

1768.- Mundos. (4 mar 2024)


Una tierra con innumerables
mundos distintos en ella,
uno por cada ser humano
perdido en los contenidos
del pensamiento conceptual,
pendiente de la historia personal
que estos tejen formando el karma
que sus propias acciones
y reacciones van creando.

No solo creemos ser
la persona que lo vive,
sino que estamos seguros
de que lo que percibimos
es un mundo objetivo común
que todos compartimos
y que todos percibimos igual.

Sin darnos cuenta de que el argumento
de la película en la que vivimos inmersos,
lo presenciamos nosotros nada más,
aunque la mayor parte del atrezo
sí sea común.

1767.- Satori. (2 mar 2024)


Un error común que cometemos
tras el satori del reconocimiento súbito
de nuestra verdadera naturaleza original,
que sucede al margen de los contenidos
del pensamiento conceptual,
es querer prolongar esa experiencia
de inmensa alegría, gozo y paz.

Pues para ello, sin quererlo,
no tenemos más remedio
que regresar a ser
la persona que va a tratar
inútilmente de hacerlo,
usando lo único que tiene a mano,
que son los contenidos
del pensamiento conceptual,
fuera de los cuales fue que precisamente
se pudo vivir aquella experiencia,
por lo que la convertimos
en un inalcanzable recuerdo de por vida.

A mí me ocurrió también pasados unos días,
cuando el pensamiento regresó,
así que me recosté en un sillón
y abandoné voluntariamente y de corazón
todo lo añadido a mi yo desnudo,
renuncié hasta a mi propia vida,
y soltando el control de mi respiración,
me dejé morir en aquél sillón.

Entonces solo quedó aquello
a lo que no podemos renunciar,
porque es lo que somos
y la experiencia fresca y espontánea
se repitió, disipando todas mis dudas
y permitiéndome regresar sin miedo
al mundo de todos los días,
esta vez para dejarme
confiadamente vivir en paz. 

1766.- Somos dios.


Como personas,
lejos de dios somos vulnerables
al miedo y la soledad,
de haber sido arrojados a un mundo
que ni comprendemos ni controlamos,
haciendo frente como podemos,
a las circunstancias que sin previo aviso
aparecen en nuestras vidas.

Pero tras darnos cuenta
de que no somos
solo esa persona que lleva nuestro nombre,
sino mucho más,
volvemos al mundo ilusorio
envueltos en el vacío primordial,
para experimentar y disfrutar
de cada emoción
que despierta en nosotros
la magia de la vida,
en un mundo ilusorio que no deja de girar
y de regalarnos la fantasía de ser sin ser,
para disfrutarla en la plenitud de la alegría.

No somos el enemigo,
somos dios.

1765.- El remedio


El tema es que sin darnos cuenta,
vivimos con la atención
siempre pendiente de los pensamientos
y prácticamente hacemos
toda nuestra vida allí.

El resultado son la inseguridad
y la insatisfacción,
porque la felicidad nunca llega
como la queremos,
nos pasan muchas cosas malas,
y al final todos nos vamos a morir.

El buda encontró un remedio
a esta insatisfacción que llamó dukha,
dándose cuenta de que no somos solo
la persona que habita
el pensamiento y el cuerpo,
sino mucho más.

Que sin darnos cuenta,
ya somos felices todos
y que solo hay muerte para el cuerpo,
que acaba en cenizas o bajo tierra,
para transformarse luego en algo más.

La clave es pues,
retirar la atención
de los contenidos
del pensamiento conceptual,
para poder reconocer todo esto.

Hay quien puede hacerlo sin más
y quien necesita entrenar antes
su atención para ello.

El entrenamiento consiste
en retirar la atención
voluntariamente de los pensamientos,
para depositarla en nuestra sensación de ser,
en nuestro 'yo soy' desnudo de nombre,
características o personalidad,
y cada vez que nos demos cuenta
de que la atención ha volado
con los pensamientos,
traerla de nuevo hasta que con el tiempo,
el hábito de engancharse
a cualquier estímulo interno o externo,
se revierta.

La atención podemos también llevarla
a la respiración,
que siempre está aquí,
a la sensación del aire entrando y saliendo
por la nariz o hinchando
y deshinchando nuestro pecho,
sin afectar su ritmo o su volumen,
solo observando y trayendo
la atención de nuevo
cada vez que notemos
que se ha vuemto a escapar.

Es posible que al principio
necesitemos hacerlo en un lugar tranquilo,
acostados, recostados, sentados o de pié.

La postura de zazen es solo opcional,
lo importante es aprender
a manejar la atención.

En cuanto nos sea posible,
debemos hacerlo
durante nuestra vida diaria,
mientras realizamos
nuestras actividades cotidianas,
cada vez que tengamos ocasión.

Poco a poco iremos dejando de confiar
solo en el pensamiento
y cada uno irá siguiendo su propio proceso,
que para todos se inicia aquí.

1764.- A casa.


Todas las enseñanzas
son en realidad indicaciones,
como los postes que señalan
las direcciones hacia las que ir,
para llegar a algún sitio,
pero que no nos llevan a él,
ya que somos nosotros quienes tenemos
que recorrer el camino.

El anhelo por descubrir
lo que somos en realidad,
se despierta en la mayoría de nosotros
en algún momento de nuestra vida,
cuando la consciencia,
cansada de experimentar
entre la impermanencia,
necesita algo más estable
y busca entonces el regreso a casa.

Ese volver que llegamos a ansiar,
nos guía por senderos que son solo nuestros,
ya que cada uno inicia el regreso
desde un punto diferente de la dualidad
y ha de sortear sus propias creencias
y contenidos conceptuales.

Llegar a casa es la mayor alegría
que se puede experimentar,
y regresar al bullicio ya sabiendo
que nada nos puede manchar,
es el gozo de vivir
esta vez en absoluta plenitud.

1763.- Partes.


La parte más rígida y pesada
de la persona que creemos ser,
nos atrapa cuando queremos cambiar,
impidiéndonos la espontaneidad
necesaria para responder adecuadamente
a algunas situaciones de la vida,
al forzarnos a enfrentar como siempre,
situaciones que son nuevas.

Y la otra mitad es fingida ante la familia,
los amigos, los compañeros de trabajo,
la pareja, los hijos o los desconocidos
que encontramos en nuestro
trato social cotidiano,
con toda la insatisfacción
y frustración que nos causa
no poder ser como somos
y no poder hacer en cada momento
lo que querríamos hacer,
pero hemos de proteger la forma de ser
y la imagen de nuestra persona.

Nadie sabe la libertad que se siente
al salir del personaje,
para poderlo manejar a voluntad,
sin que eso afecte en lo más mínimo
a quienes somos realmente,
hasta que reconocemos nuestra
verdadera naturaleza
y lo comprobamos por nosotros mismos.

Entonces en vez de desvelar una mentira,
o desechar el mundo por ilusorio,
nos damos cuenta de que todo
es mágico y maravilloso,
que las experiencias pueden
disfrutarse sin temor,
y que dejar al devenir a cargo de todo,
solo aumenta nuestra dicha,
nuestro gozo y nuestra paz.

1762.- Nadie sabe.


La sociedad nos dice constantemente
que tenemos que hacer esto,
aquello y lo de más allá,
para lograr alcanzar siempre
qué se yo cuántas cosas maravillosas.

Pero en realidad,
casi nadie sabe exactamente
qué es lo que estamos haciendo,
ni para qué,
y todos estamos más o menos
igual de perdidos.

Si reconocemos
nuestra naturaleza original,
reconocemos también
que en realidad,
no tenemos que hacer nada más
que disfrutar de la vida,
mientras las experiencias pasajeras
se suceden por sí mismas
y respondemos a ellas
correcta y espontáneamente,
siempre en paz.

1761.- Interior.


Complicamos mucho todo esto,
al tomarlo como un tema espiritual
o religioso,
cuando solo es un malentendido.

Creemos por error,
ser solo la persona
en el cuerpo,
definida por el pensamiento conceptual,
y nos identificamos únicamente con ella
y su historia personal,
cuando en realidad somos
mucho más que eso.

Reconocer lo que verdaderamente somos,
nos libera de toda
la insatisfacción e incertidumbre
que padecemos en la existencia
y a cambio nos ofrece dicha, gozo y paz.

Y para ello.
tenemos todo lo que necesitamos,
ya que se trata
de un reconocimiento,
de descubrir
lo que ya somos,
no de crearlo,
inventarlo o aprenderlo.

Cada cual tiene en su interior
todas las claves.

1760.- Lo que es.


Esto sí,
aquello no.

Hacerlo así,
no hacerlo asá.

Todo eso sirve,
mientras tratamos de reconocer
nuestra naturaleza original.

Pero una vez en la no dualidad,
naturalmente la dualidad
queda incluida.

Y liberados,
comprobamos
que todo es
sencillamente lo que es.

1759.- Niño.


Te imaginas sentar a un niño pequeño
en meditación varias veces al día,
vestido como los monjes de las fotos,
frente a un muñeco y unas velas,
hasta que una varilla
de incienso se consuma,
solo para que el niño logre ser
lo que el niño ya es?

Así de estúpidos somos los adultos,
que nos hemos perdido
en pensamientos ilusorios
y vivimos luchando
para que el personaje
que allí hemos creado,
progrese y prospere en la vida
evitando todo sufrimiento.

Y de pronto, nos ponemos a estudiar
y a practicar todo tipo de cosas raras,
para lograr ser lo que en realidad
siempre hemos sido:
lo mismo que el niño es.

1758.- De inmediato.


No todos diferenciamos
lo que es un concepto y lo que no,
porque muchos no conocemos
otra realidad que no sea esa.

Y aunque todos sin querer,
regresamos a veces al mundo común
de las montañas, los ríos, el cielo y el mar,
no le damos el inmenso valor que tiene
y no tardando nos sentimos aburridos
y corremos a buscar estímulos de nuevo,
pensando en nuestra historia personal
o haciendo lo que sea
para mantenernos entretenidos.

Hasta que no nos damos cuenta
de que nuestra atención vive pendiente
de los contenidos
del pensamiento conceptual,
como si esta fuera la única realidad posible,
y que esos contenidos son inventados
por el pensamiento,
para recrear la realidad
y manejarla idealmente,
nos es imposible saber
de dónde nos están diciendo
que retiremos la atención
y dónde debemos depositarla entonces.

Aceptamos así que la vida es sufrimiento
y la lucha en ella interminable,
que la felicidad no acaba nunca
de llegar plenamente,
que todo es pasajero e insatisfactorio
y los placeres son efímeros
y jamás duraderos,
acabando todo en una muerte segura
que no sabemos cuándo sucederá,
ni qué pasará con nosotros
a partir de entonces.

Pero no somos la persona
que lleva nuestro nombre,
y reconocer eso acabando
con nuestra identificación
con los contenidos
del pensamiento conceptual,
nos libera de ese amargo destino
y nos concede la bienaventuranza
de inmediato.