1795.- Promesa final. (27 abr 2024)


Con no atender a los pensamientos
y dejar de interesarnos por sus contenidos.

Viviríamos todos en la plenitud
de la iluminación suprema permanente,
gozando de la existencia sin medida.

Nada de espiritual, filosófico o religioso
hay en vivir con la atención en libertad.

Dejando que la vida se despliegue
espontáneamente en nosotros,
mientras gozamos de ser lo que somos
sin más.

Pero el pensamiento nos dice
que por obligación tenemos que mejorar,
avanzar, evolucionar, construir, aprender,
crear, practicar, actuar
y conseguir todos los objetivos
y metas que para nosotros inventa.

Con la promesa final
de una felicidad permanente
que nunca llega.

En un mundo en perpetuo cambio
que nos agrede y obliga a luchar sin cesar
por sobrevivir y prosperar.

Al dejar de lado toda esa ilusión,
lejos de caer en la desgracia
que los pensamientos nos anuncian
si así lo hacemos.

Experimentamos la dicha
de nuestra mente original
y reconocemos nuestra
verdadera naturaleza,
que no es otra
que el gozo mismo de vivir.