1794.- Nada. (25 abr 2024)


Vemos el mundo desde la persona
que lleva nuestro nombre.

Y nos parece que todo
lo que recordamos haber vivido,
ha ido añadiendo características,
conocimientos, experiencias y propiedades
al bebé que un día fuimos.

Y desde esa persona,
manejamos con nuestras acciones
y la ayuda de nuestros pensamientos.

Un mundo en perpetuo cambio,
para conseguir sobrevivir
y prosperar en la vida.

Pero si recuperamos la atención
que necesariamente nos mantiene
pendientes de ese proceso,
como única manera posible de controlarlo.

Y la depositamos en el observador
de nuestra persona y su mundo,
en la consciencia, en el yo soy desnudo.

Nos damos cuenta de que nada fijo,
estable, definido o concreto hay allí,
ni en ningún otro sitio.

Lo que nos puede ayudar
a intuir el vacío fundamental,
que es la esencia de toda forma.