1788.- Detener. (13 abr 2024)


Intentar detener
los pensamientos,
es inútil.

Lo único que podemos hacer
es no involucrarnos en ellos.

Al principio es imposible,
porque tienen toda nuestra atención
y reclaman todo nuestro interés.

Ya que nuestra vida
está centrada
en procurar la supervivencia,
beneficio y progreso
de nuestra persona.

Y el cuidado de todo
lo que consideramos
querido o nuestro.

Pero tras el satori,
o a fuerza de intentarlo,
bien sea mediante la comprensión,
con la meditación, la introspección,
la devoción o incluso
la permanencia intencionada
en el yo soy desnudo.

Nuestro interés cambia de las cosas,
las personas y los estímulos
del mundo externo,
a la paz del mundo interior.

Así llega un día,
en que los pensamientos y los conceptos
ya no nos interesan más,
porque la mente original ha
tomado el mando
y la vida se desarrolla por sí sola
en perfecto gozo y paz.

La atención se retira entonces
espontáneamente del pensamiento
y queda en libertad,
al haber perdido todo interés
en el mundo ilusorio de la historia personal
que trenzaba el pensamiento
conceptual dualista.

Pero esto no anula nuestra
capacidad intelectual,
sino que la incrementa
al servicio de la intuición,
pudiendo resolver al instante
cualquier situación que le competa.