Confundimos la alegría
y las risas con la felicidad.
Aunque sabemos que son
algo efímero y pasajero,
que se turna con la tristeza,
la incertidumbre y el sufrimiento.
Nuestra verdadera naturaleza
es paz y dicha permanentes.
Que se muestran en esa
media sonrisa sin objeto,
que no depende de nada.