Nuestra verdadera naturaleza,
no es la persona que entre
luchas y padecimientos
busca la felicidad
siguiendo el pensamiento.
Ni el cuerpo que nace,
envejece y muere.
Todos podemos resolver
ese error colectivo,
reconociendo lo que
verdaderamente somos.
Para vivir en plenitud,
dicha y paz.
En el mundo
de todos los días,
entre las montañas,
el cielo y el mar.