Nuestra verdadera naturaleza
ha de ser reconocida al margen
del pensamiento conceptual.
Retirándonos de él
o centrándolo solo
en averiguar lo que somos,
hasta que se detenga
por sí mismo.
Alimentar el pensamiento
y manejar conceptos,
no debería ser
el objetivo de la vida.
Sino darnos cuenta
de que no somos
la persona que creemos ser.
Y que reconociendo
lo que somos realmente,
el nacimiento, la muerte
y el sufrimiento
terminan para
cualquiera de nosotros.
Que verdaderamente
quiera que así sea
y esté dispuesto a abandonar
lo que cree ser
la vida como la entiende
y la vive.
El camino a la liberación
del pensamiento,
lo ha de encontrar y recorrer
cada cual a su manera,
en función de
sus propias afinidades.
Solo se puede señalar
nuestra verdadera naturaleza,
algunas de las formas posibles
de acercarnos a ella
y que reconocerla
es posible para todos.