Todo está
simplemente aquí
y ocurre sin más.
Pero el pensamiento,
inventa un sujeto
entre lo que sucede
y lo que lo observa.
Y lo crea también
en la lluvia
y en la creación
del mundo.
Ese sujeto,
esa persona o ego
que el pensamiento añade
a todo lo que ocurre,
es una ilusión.
Darse cuenta de eso,
es la liberación
del sufrimiento.
Pues inmediatamente,
nos desidentificamos
del sujeto
al saberlo ilusorio.
Y pasamos a ser
lo que somos
y siempre hemos sido.
Todo.
es también el que sufre.
No porque sufra el sujeto,
sino porque sufre
el que cree ser el sujeto
de las acciones.
Que cuando deja de creerlo,
se da cuenta de que es vacío
y de que el vacío es el actor.