Muchos nos embarcamos
en los caminos interiores,
esperando que las cosas
nos vayan mejor.
Pero cuando reconocemos
por fin lo que
verdaderamente somos.
Toda nuestra
importancia se desinfla.
Porque resulta que la vida
se ha estado viviendo
sin contar con nosotros
desde siempre.
Sin importar
que creyéramos
controlarla, o no.