Creer que
debemos ser felices
aquí y ahora,
tiene dos lecturas.
Una es que es solo
aquí y ahora
donde podemos ser felices,
porque no hay otro tiempo
ni otro lugar.
La otra es que
si aquí y ahora
no somos felices,
ya no lo seremos
en ningún sitio nunca.
Y ambas nos atrapan,
porque aquí y ahora,
nadie es feliz
ni lo será nunca.
Porque como
nada se detiene,
nunca es aquí y ahora,
para quedarnos quietos
a ser felices o a no serlo.
Entre lo que
permanentemente cambia,
no hay reposo.
Hemos de girarnos
al interior
y darnos cuenta
de que no somos
personas en el mundo.
Reconociendo nuestra
verdadera naturaleza,
que es la plenitud,
la dicha
y la paz permanentes.
Que al no haber nacido,
no pueden morir.