Para reconocer nuestra
verdadera naturaleza.
Tenemos que
retirar la atención
y el interés
de los pensamientos
para empezar.
Pero es que
al creer ser personas,
vivimos en el pensamiento.
Y no podemos ni imaginar
cómo prescindir de él.
Pues eso equivaldría
a dar la espalda
a nuestra propia vida,
en vez de mejorarla.
Por eso, es necesario
reconocer antes
nuestra sensación de ser,
de existir, de estar vivos.
Y despojarla de todos
los conceptos
y características que
le hemos ido añadiendo
con el paso de los años.
Una vez reconocido
nuestro ser desnudo,
nuestra pura y limpia
sensación de tan solo ser.
Debemos permanecer en ella
todo el tiempo que podamos,
volviendo una y otra vez
de allí donde
la atención nos lleve.
Nada más.
Todo vendrá por sí solo
y a su ritmo,
sin que tengamos
que hacer nada para ello.
Solo permanecer
en nuestro ser.