Reconocer nuestra verdadera
naturaleza original, esto es,
la Mente Única, el Absoluto,
el Yo Soy Puro, el Tao,
la No Dualidad
o la Realidad Última.
No es acceder
a un estado estable.
A partir de ahí, podemos
ignorar el pensamiento.
Podemos dejarnos llevar
por él y perder de vista
nuestro estado mental natural.
O podemos dejar
la atención en libertad
y olvidarnos por completo
de la dualidad
y de la no dualidad.
Y es que si no fuera así,
no sería la liberación.