Lo que se conoce
como realización,
es el reconocimiento
de nuestra
verdadera naturaleza.
Al limpiar nuestra
sensación de ser pura,
de todos los conceptos
y características.
Que le hemos añadido
a lo largo de la vida,
para dejarla desnuda
como apareció.
Y permanecer en ella
lo más posible,
hasta asentarnos y poder
vivir desde allí.
Es la confirmación
de nuestro
verdadero origen.
Vivir en plenitud y gozo,
con la atención libre
de ir y venir
sin quedarse atrapada
nunca en nada,
es la iluminación suprema.