Como todos
somos ya lo que somos.
Sin importar hacia dónde
hayamos desarrollado
nuestras capacidades innatas.
Ni qué conocimientos
y habilidades
hayamos adquirido.
Todo lo que tenemos
que hacer, es detenernos
y desandar el camino.
Hasta antes de que
nuestro cuerpo naciera.
Entonces, todo
encajará naturalmente.
Y la espontaneidad de vivir
nos devolverá en plenitud,
la consciencia de la dicha
y la paz que siempre
fueron nuestras.