Todos tenemos razón,
y todos estamos equivocados.
Tenemos razón,
en que desde nuestro
punto de vista personal,
las cosas son exactamente
como las vemos y expresamos,
de acuerdo
a nuestros conocimientos.
Estamos equivocados,
en cuanto a que
creemos estar viendo en
un mundo objetivo común,
que está ahí entre nosotros
y que todos compartimos.
Por ello, no entendemos,
que ante la certeza
de nuestra percepción,
alguien pueda estar afirmando
percibir algo diferente.
No nos damos cuenta,
de que cada uno
percibe directamente
su propia
interpretación individual.
Es verdad que
compartimos lo básico,
las montañas, los ríos,
el cielo y el mar,
que son el reflejo
espontáneo de
la consciencia.
Y por eso,
cuando los pensamientos
se detienen durante el satori,
todos experimentamos
lo mismo.
Pero no compartimos
las interpretaciones,
que los contenidos
del pensamiento conceptual
de cada cual nos muestran.
Esas interpretaciones,
definen el mundo
en el que cada uno vivimos,
la vida que llevamos
y todo cuanto tenemos.
Sin ellas,
lo percibido sería una sola cosa
en la que nos incluimos
sin posibilidad de separarnos.
Sin decidir, juzgar
o actuar ilusoriamente,
como hacemos,
entre el nacimiento
y la muerte.
