1852.- Basta.


Puede que no podamos detener 
la aparición y desaparición
constante de pensamientos.

Pero sí podemos dejar de hablar
con nosotros mismos,
acerca de cualquier cosa
que se nos ocurre.

Y por supuesto, podemos evitar
perseguir los pensamientos,
a donde sea que quieran llevarnos.

Con eso basta.

El resto, ocupa
por sí mismo su lugar.