1822.- La atención.


Hablamos de la atención,
como de una fuerza
que va hacia aquello
que la reclama,
o que dirigimos nosotros
voluntariamente.

Para poder decidir,
si eso que enfocamos
nos interesa o no
y cómo gestionarlo,
controlando así la vida
de nuestra persona.

Reconocemos nuestra
verdadera naturaleza,
cuando cesa este juego
que nos ausenta
de la mente original.

Porque entonces,
nos dejamos permanecer
en ella sin más
y todo sigue su curso
sin nuestra participación
voluntaria consciente.

La Iluminación suprema,
consiste en dejar
que la atención
se dirija de nuevo
libremente a donde sea llamada
sin quedarse atrapada allí.

Ya que nada de lo que
ya ha demostrado
ser ilusorio e innecesario
para vivir,
despierta nuestro interés
lo suficiente.

Como para que la atención
se quede a anidar en ello
y haga florecer nuevamente
la historia de la vida personal.

Atrapándonos otra vez
entre los contenidos
del pensamiento conceptual.