2063.- Completo (16 oct 2025)


De pequeño me preguntaba
por qué tenía que hacer
todas las cosas que me decían
que tenía que hacer

Cuando yo ya estaba bien
y todo estaba perfectamente.

Ya de joven comprendí
que era para unirme
al montón de gente insatisfecha.

Que se afanaba por mantener
en marcha un mundo
que a mi modo de ver,
por sí mismo ya funcionaba
maravillosamente bien.

Por eso quería averiguar
qué les pasaba a todos
y por qué se empeñaban
en arrastrarme con ellos.

A la angustia y la
insatisfacción permanente,
donde nadie podía hacer
lo que realmente
quería estar haciendo.

Un día, buscando
mis propias razones
para tratar de vivir
de otro modo.

Y qué había en mí
que no encajaba
con la locura general
de gentes corriendo
ajetreadas y ansiosas
de un lado para otro.

Pisoteando al pasar todo
aquello que sereno,
se limitaba a seguir
su propio curso.

El barullo se detuvo
y la mente original
calmó de golpe todo el ruido,
como si le hubieran quitado
el sonido a una película.

Y sin poder captar ya
su argumento enloquecido,
se hubiera convertido en una
danza serena y acompasada,
donde todo tenía
un mismo sentido propio.

Desde el principio
había tenido razón
y la vida se vive ella sola.

No hemos venido
a este mundo a sufrir,
sino a disfrutarlo
y a estar siempre bien.

Y ni ponemos nosotros
los árboles, los ríos,
las calles y las casas
en su sitio al despertarnos
por la mañana.

Ni le decimos al sol que salga,
a la nube que llueva,
ni a la sangre que recorra
nuestras venas
o al aire nuestros pulmones.

Nadie pone en marcha
la incesante percepción,
puede eliminar los estímulos
o decidir si experimentar o no.

Estar siempre bien
es lo natural,
y para eso solo tenemos
que responder con total
entrega y amor a
cada fenómeno.

Y dejar de tratar de hacer
todo lo que hacemos, para
generarlos y controlarlos
a nuestro antojo
sin conseguirlo jamás.

Que solo añade angustia,
incertidumbre y miedo,
a un devenir ya completo,
de serena y tranquila dicha,
plenitud y paz permanentes.