Nadie más que nosotros
está viviendo la vida
que cada uno vivimos.
Y nadie más puede
encontrar remedio
a los obstáculos
que hallamos en ella.
Para eso
las enseñanzas
son inútiles.
Pero si dejamos
de alimentar
nuestras vidas.
Ellas solas se desarman
y queda solo lo que sí
es común a todos.
Que no necesita
de nuestra
participación activa.
Para seguir su
espontáneo acontecer
en plenitud,
dicha y paz.
Esa indicación
a regresar al origen
es toda la enseñanza
que se puede dar.
Y la manera en que
cada uno lo haga,
depende de la vida
que esté viviendo.
Por eso hay tantas
prácticas distintas
y tantas
enseñanzas diferentes.