El aparente enfrentamiento
entre lo material y lo espiritual,
dios y el dinero,
la voluntad divina
y la nuestra, debe terminar.
Pues es solo una
ilusión del pensamiento.
Dios no puede serlo todo,
si hay que quitarle una parte.
Nos cegamos con
los deseos y acabamos
en la miseria
y la muerte.
Por ignorar nuestra
verdadera naturaleza.
Pero también el iluminado,
se intoxica con Dios
o con el vacío.
El camino medio,
no es no caer
hacia un lado
ni hacia el otro.
Sino la ausencia de lados,
la no dualidad,
nuestra verdadera
naturaleza original.
Y así
podemos vivir.