Todo se basa
en nuestras creencias,
podemos comprarlas
y tragarlas en pastillas
para percibir de inmediato
el mundo que proyectan.
Si el sentir de nuestra
vida no nos gusta ya,
tomamos otra pastilla
distinta y en paz.
Lo más sutil de todo,
tal vez sea darse cuenta
de que traemos de serie
la capacidad de convertirnos
en todo aquello que pensamos,
mientras tengamos cuerpo.
Juguemos!