Tras el satori, que es
el súbito y completo
reconocimiento de
nuestra verdadera
naturaleza original.
Zazen es nuestro
estado natural.
No hace falta
adoptar la postura
de piernas cruzadas,
ni ninguna otra
en particular.
Seguimos
los pensamientos
y aparece la historia,
con sus mil
interpretaciones
que disfrutar.
Recogemos la atención,
y el mundo queda
espontáneamente sereno
en su perfecto
e interminable fluir.