Podemos percibir
a través de los pensamientos,
haciéndonos cargo de la persona
que lleva nuestro nombre.
Percibir directamente,
dejando que la mente original
tome el mando
y la vida vaya sola,
incluyendonos en su fluir.
O una mezcla
entre las dos.
Pero para ello,
antes hemos de darnos cuenta
de que vivimos pendientes
y a merced de los pensamientos.
Que lo interpretan todo
sin nuestra
participación consciente.
Y luego debemos retirarles
la atención y el interés,
para así poder reconocer
nuestra verdadera
naturaleza original.
Cada uno debemos
seguir el camino,
la creencia o la práctica
con la que sintamos
más afinidad.
Porque cada uno
partimos de unos contenidos
conceptuales distintos
y creemos estar
en un sitio diferente.
Lo que cada cual
haga después,
en ningún sitio
está escrito.
