No todos podemos aceptarlo así,
pero cuando creemos ser la persona
que lleva nuestro nombre.
Corremos su misma suerte,
hasta que nos damos cuenta
de que nuestra naturaleza verdadera
es otra.
Entonces todo lo vivido
como personas,
parece solo un sueño.
Y dejamos de involucrarnos
con sus experiencias,
aunque lo percibimos
todo igual que antes.
Lo mismo ocurre con la muerte,
que es el final del cuerpo y la persona
para el pensamiento.
Si nos desidentifiamos
de la suerte de la persona,
no morimos.
Porque tampoco hemos
nacido con ella.
La muerte es lo opuesto
al nacimiento
y ambos aparentan suceder,
pero solo en el pensamiento.
Libres de esa creencia,
cómo va a haber muerte?
Cómo va a haber
miedo?
Qué puede haber
más que gozo?
