1797.- Liberación. (1 may 2024)


Si retiramos la atención
del pensamiento conceptual.

En ese mismo momento
estamos en la mente original,
sin nada añadido y sin que nada más
nos queda por hacer.

Si nos volvemos a perder
entre los pensamientos
voluntaria o involuntariamente
debido al hábito adquirido de hacerlo.

Y la historia personal queda
a nuestra disposición de nuevo,
para manejarla a nuestro antojo,
o dejar que nos arrastre.

Pero si retiramos de nuevo
la atención de allí,
sin esperar a que la historia
que los pensamientos
nos están relatando termine.

Volvemos de golpe
a la mente original.

Esto no es fruto del entrenamiento,
porque siempre ha funcionado así.

Es la puerta entre la ilusión de ser personas
y la ilusión de ser la consciencia.

Una puerta que todos deberíamos
poder atravesar libremente
cuando quisiéramos.

Algo que solo el hábito
de permanecer pendientes
de los pensamientos.

Puede impedírnoslo
hasta ser revertido
con la práctica.

Como personas,
sufrimos la ilusión impermanente
de la existencia.

Teniendo que esforzarnos
en escribir la historia
de nuestro personaje.

Lo cual no tiene por qué ser
algo negativo para nosotros,
salvo tal vez cuando aparecen la desilusión,
la enfermedad, la vejez y la muerte.

Como consciencia,
podemos dejar al devenir a cargo de todo
y disfrutar espontáneamente
de la percepción incesante.

Pero igual que ser persona
es solo un concepto del pensamiento,
ser consciencia también es un pensamiento,
más sutil que el otro,
pero un pensamiento al fin.

Intuir que esta dualidad básica
persona-consciencia
comparte la misma esencia
que no puede definirse ni localizarse.

Es ver dentro de nuestra
verdadera naturaleza original
que llamamos no dualidad o vacío.

Esto ocurre por sí mismo,
cuando el pensamiento conceptual
es sustituido por el uso del intelecto
desde la consciencia.

Lo que nos da acceso a una función más sutil
que llamamos intuición
o sabiduría trascendental,
y que no precisa de la discriminación
discursiva dualista para operar,
ya que su forma de conocer
es fundirse con lo conocido.

Entonces podemos regresar
o no al personaje,
a la consciencia y a donde queramos,
para hacer cualquier cosa que nos apetezca,
o no hacer nada.

Porque aún la diversidad de la dualidad
se mostrará como una sola cosa,
como la no dualidad misma
que siempre ha sido.

No hay más liberación que esta.