1510.- División.

 
Una vez que el intelecto
divide el mundo en dos,
encontramos naturalmente. 
 
Que algunos elementos
nos gustan muchísimo
y otros nos disgustan
enormemente.
 
Asumimos esa división
condicionada como propia,
aunque jamás podríamos
explicar por qué.
 
Y organizamos nuestra vida
de acuerdo a ella.
 
Lejos de limitarnos a cubrir
esas experiencias
para pasar a otras.
 
Las conservamos
y alimentamos sin medida
hasta crecer descontroladamente
y gobernar nuestras vidas.
 
Obteniendo placeres pasajeros
y buscando un estado
de felicidad estable
que jamás acaba de llegar.
 
Pero nosotros solo somos
el testigo de todo eso
y de cualquier otra cosa.
 
La felicidad no es algo que
alcanzar por ningún medio,
sino lo que somos
desde el principio.
 
Que se ve alterado por
los movimientos sin fin
del intelecto y sus funciones.