1239.- Girar.

 

Hay una fina línea
entre el mundo que se percibe
en el momento preciso
del despertar de la consciencia
a su verdadera naturaleza.
 
Y el mundo cotidiano
que interpretamos a través
de los contenidos del intelecto.
 
En esencia son el mismo mundo,
pero uno carece de interpretación
y está bañado por una sola emoción
de gozo intenso sin objeto ni sujeto
diferenciado de todo lo percibido.
 
Mientras que en el otro mundo
subyace una profunda insatisfacción
adornada por todo tipo de emociones
que van de las más intensas
a las más livianas,
de las más elevadas
a las más oscuras.
 
Siempre con una parte oculta
a nuestros sentidos.
 
Otra parte escondida en el interior
de los dominios del sujeto
de la percepción.
 
Y una tercera parte
afuera y más allá
regida por sus propias
leyes incontrolables.
 
Pero ambos mundos
carecen de realidad objetiva.
 
Son una ilusión perceptiva
que jamás descansa
y que sin principio ni final
giran y giran sin más meta
que su propio girar y girar.