Nada nos debería
obligar a tomar
un camino que no
queramos recorrer.
Todos sabemos
que eso conduce
a llevar una vida
distinta a la que
quisiéramos seguir.
Lo que seguramente
nos hará
muy desgraciados.
El esfuerzo está
en soportar las presiones
sin ceder a ellas.
Pues todos los caminos
son posibles
y se pueden recorrer.
Y al hacerlo
se nos va formando
la vida.
Pero no nos engañemos:
ninguno lleva
a ningún lugar.