472.- La nube.



Nuestra adorada realidad
es como cuando,
mirando una nube.

Creemos ver una cara aquí,
un caballito allá,
o un pez nadando en el mar.

Lo único que vemos
son nuestros propios conceptos.

Pero allí no hay más que una nube.

Y esa nube no para de cambiar.

Y nunca llega a ser nube,
ni lo deja de ser.

Porque esa nube no es ná.