Todos sabemos
que estamos vivos,
todos compartimos
la sensación se ser.
Pero eso que somos,
no puede explicarse
en palabras.
Podemos definir
la forma
de nuestro cuerpo.
O la persona
en la que nos
hemos convertido
desde que nacimos.
Dónde, en qué familia,
que hemos estudiado,
cómo somos, qué poseemos.
En qué trabajamos,
nuestros gustos
y tendencias.
Pero lo que somos,
solo podemos serlo.
Lo que pasa, es que
estamos tan ocupados
prestando atención
a los pensamientos
y al mundo.
Que no nos damos cuenta
de que somos la consciencia
anterior al pensamiento,
sin nadie detrás.
Lo somos antes
de nacer el cuerpo
y lo seremos cuando
el cuerpo desaparezca.
Y mientras tanto,
no necesitamos más
que dejarnos vivir
en dicha y paz.
Sin necesidad alguna,
sin nada que nos puedan
aportar los sentidos.
Más que la incesante
percepción impersonal.
