Los pensamientos
no crean el mundo.
Sino que lo cubren
con una interpretación
conceptual subjetiva.
Que tejen en paralelo
al mundo natural
de las montañas,
el cielo, los ríos y el mar.
Que sencillamente
está espontáneamente allí,
como lo está nuestra
consciencia de ser
y la percepción.
Habituados
a vivir pendientes
de esta interpretación
automática y personal.
Nos quedamos atrapados
entre sus conceptos.
Y padecemos las emociones,
que ante los estímulos
del pensamiento.
Nos llevan a elaborar
relaciones más
y más complicadas.
De las que pocos
escapamos en vida.
Fuera de los pensamientos,
todo es simplemente lo que es.
Y al no haber interpretación
conceptual posible,
ni ilusorias carencias.
Entre las montañas,
los ríos, el cielo y el mar,
todo es dicha, plenitud y paz.