A todos
al principio nos nacen
y al final nos mueren.
Entonces, cómo es que tenemos
que luchar en el medio
por vivir la vida?
Es porque la vivimos
a través del pensamiento.
Y es allí donde interpretamos
todo lo que nos sucede
y decidimos lo que hacemos.
Pero dejando a un lado
los pensamientos y sus historias,
también seguimos vivos.
Es más,
la sorpresa es que
todas las tensiones ceden
y nos inunda
un absoluto bienestar.
Donde todo sigue
adelante por sí mismo,
encajando perfectamente
y dándonos la certeza
de estar siendo vividos.
Podemos entonces dejar caer
las historias del pensamiento,
para permitirnos vivir
en plenitud, dicha y paz.
Podemos atender de nuevo
de vez en cuando
a la vida que hemos creado,
pero con la intención de
desenredarla y liberarnos.
O podemos entregarnos de nuevo
a la vida que veníamos viviendo,
dejándonos arrastrar
por los pensamientos
hasta la muerte.
A nadie le importa
nuestra decisión
y una no es mejor
que otra.