Basta con dejar de lado
los contenidos del
pensamiento conceptual,
para darnos cuenta
de que la vida
sigue sin ellos.
Y en vez de incertidumbre, miedo e inseguridad
sentimos alegría y paz.
Entonces es fácil
manejar los pensamientos.
Y sin identificarnos
más con ellos,
dejar que la persona
que un día creímos ser,
viva su vida
espontáneamente sin más.