Creemos tener libre albedrío
y pensamos que decidimos
y actuamos personalmente
en un mundo objetivo común.
A veces estamos a favor
de lo que ocurre
y sentimos placer,
otras nos resistimos y duele.
Es el sueño del ego.
Pero la vida nos nace,
nos vive y nos muere,
como parte de una misma ilusión.
Somos lo que somos
sin límites y en gozo,
mientras ignorándolo,
sufrimos soñando ser personas.