Recordar,
recordar,
recordar.
Nos parece
tan importante
aprender y recordar.
Tener todo presente
como nuestra
única realidad.
Mientras la vida
nos empuja y vapulea
de aquí para allá.
Distrayéndonos
de nuestro recordar.
Pero solo
lo que olvidamos
nos libera.
Porque al irse
desaparece
y deja sitio
a lo nuevo.
A lo fresco,
a lo reciente y vivo.
El presente fugaz
es ya hijo
de sus recuerdos
y los contiene.
Todo lo pasado
está aquí en el viento
que agita los árboles.
Y en el sol que
me acaricia el rostro,
sin necesidad de recordar.
Olvidar no elimina
definitivamente el pasado,
nos permite
vivirlo plenamente
en su forma actual.