Un día tuve la osadía de creer
que podía manejar a mi antojo
la vida que percibía.
Algo así como
una autohipnosis.
Hice lo que me apeteció hacer
y fui viviendo lo que quise
hasta que me dejó de apetecer.
Entonces fui
cambiando a voluntad.
Hasta que me di cuenta
de que para estar
siempre bien.
Que es lo que
en realidad pretendía
desde el principio.
Solo necesitaba dejarme ir
y no intentar nada concreto
nunca más.
Y aquí estoy,
en mi viaje sereno
y siempre
plenamente feliz.