El intelecto puede ser
la mejor herramienta
para vivir.
Si lo manejas tú
cuando lo necesitas.
Y la cárcel más oscura
si te maneja él a ti.
Podemos crear con él
todo lo que necesitamos
para una vida feliz.
Y resolver con éxito
cualquier tropiezo
del camino.
O puede darnos las horas
más amargas y desoladoras
hasta enterrarnos en vida.
La clave es
desidentificarnos de él
y ya de paso
de todo lo demás.
Permaneciendo independientes,
serenos y siendo a la vez
parte indisoluble de todo.