Antes de cambiar
debemos cerciorarnos
de que para nosotros
no solo es deseable,
sino posible ese cambio.
Antes de viajar a otro lugar
debemos estar seguros
de que ese lugar existe.
Seguros de que hay un camino,
un medio para llegar hasta él
y de que tenemos
todo lo que necesitamos
para tener éxito
en nuestro propósito.
Y todos estos elementos
no están allí
esperando a que alguien
los desempolve y los use.
Sino que van apareciendo
a medida que nosotros
los combinamos en pos
de nuestra intención
y tratamos de llevar a cabo
nuestros planes.
Al final,
el resultado de todo esto
es una combinación
de nuestros deseos y temores.
Por lo que en la medida en que
nuestra disciplina nos permita
limpiar nuestro intento.
Acabaremos viviendo
en la plenitud,
en la mediocridad
o directamente en el fracaso.