Muchas veces no nos atrevemos
a comprometernos con un camino
y nos quedamos durante años
como en un estado provisional
que no nos permite realizarnos,
ni sacar todo eso que llevamos
acumulado dentro.
Tal vez sería mejor lanzarse
y vivir plenamente lo que sea
sabiendo que en cualquier momento
un camino se puede dejar
para emprender otro.
De lo contrario,
puede que en algún momento
miremos hacia atrás
y sintamos casi como si
no hubiéramos vivido aún
lo ya vivido.