La cosa es bastante sencilla:
nuestra naturaleza es el vacío,
no es nada y
en ella nada se puede sujetar.
en ella nada se puede sujetar.
Como en una película,
elaboramos en nuestros pensamientos
un personaje cuya vida
padecemos al creer ser él,
un personaje cuya vida
padecemos al creer ser él,
y todo porque guarda los recuerdos
de todo aquello que nos pasó
y que ya no está en nosotros.
Pero si regresamos al origen
por fuera de los pensamientos
conceptuales del intelecto,
conceptuales del intelecto,
la identificación cesa
y todo lo referente al personaje
y todo lo referente al personaje
desaparece de repente de nosotros
porque en nosotros nunca estuvo.
Es como cuando encienden
las luces del cine
las luces del cine
al final de la película
y uno se da cuenta
y uno se da cuenta
de que está sentado en la butaca,
a punto de levantarse
para salir a la calle
para salir a la calle
a seguir con su vida,
dejando todo lo sentido
durante la película atrás,
durante la película atrás,
envuelto en los recuerdos.