Pasamos buena parte
de nuestra vida,
cuando no toda,
insatisfechos.
Esperando a llegar allí,
o a marcharnos de aquí.
A que aparezca esto o lo otro,
o a que se aleje lo de más allá.
Pero ya nos fuimos
y ya hemos llegado.
Ya se ha ido
lo que se tenía que ir
y todo lo que tenía que llegar
ha llegado ya también.
Estamos aquí simplemente,
espontáneamente
y todo es sencillamente
lo que tiene que ser.
Sin idas ni venidas.
Qué inmensa satisfacción.