242.- La atención.



Sin que nos demos cuenta,
nuestra atención es prisionera
de nuestros pensamientos.

Que unidos unos con otros
en interminables cadenas,
forman el diálogo interno.

Que nosotros mismos
nos encargamos de alimentar
hasta que toda nuestra vida es pensada.

En el instante del despertar,
nuestra atención queda libre
y se enfoca naturalmente
en lo único que hay.

Un mundo fresco e intenso
que nos incluye
y en el que solo cabe la alegría.