964.- La paz.



Lo bueno de no ir a ningún sitio
es que ya no hay prisa por llegar,
ni angustia por sentirse perdido.

No hay que seguir a nadie,
ni preguntar por dónde se va.

No hay que mirar atrás
para ver lo andado,
ni comprobar por delante
si el rumbo es el debido.

Lo bueno de saber
que no hay que ir a sitio alguno
es que uno ha llegado ya.

Que no hay que partir
hacia lo lejos
para lograr nada.

Ni siquiera
para un día volver.

Y nos inunda la paz.