El despertar no es solo
retirar la atención del intelecto,
retirar la atención del intelecto,
aunque en eso consiste.
Sino llevar al intelecto
a su propio límite
en la búsqueda del personaje
con el que nos identificamos,
desde el personaje mismo.
Esta contradicción aparente
es un reto a la razón
que sustenta el pensamiento
y que termina en el silencio
final de la identificación
entre buscador y buscado.
Es entonces cuando la atención
queda libre sin más remedio.
Y uno lo sabe todo.
Mejor dicho,
uno lo es todo.