1241.- El agujero.

 
Centrados en
lo que no va bien,
le damos vueltas y vueltas
sin poder apartarlo de nosotros.
 
Y a cada vuelta
el surco se hace
más profundo
y más oscuro.
 
Cualquier emoción negativa
nos hunde sin remedio
atrayendo otras similares.
 
Que acaban
con nuestras fuerzas
y con toda posibilidad
de salir de ese agujero.
 
Ante lo que daña
hay que buscar una luz
y tratar de seguirla
aunque nos cueste.
 
Y una vez fuera
del bendito agujero,
dejar que la oscuridad
quede atrás
sin ocuparnos más de ella.
 
La capacidad de enfocar
nuestra atención es limitada.
 
Así cuando lo de aquí daña,
siempre es posible
mirar hacia otro lado.
 
Dejando que lo oscuro
siga su curso
sin arrastrarnos
a nosotros también.