981.- Para nada.



Al final,
acabamos dándonos cuenta
de que vivimos para nada.

Encarnamos tendencias
que ni son reales,
ni nuestras,
ni sirven para nada.

Arañazos inútiles en el vacío.

Por eso,
antes de emprender
el camino sin destino
hacia nosotros mismos.

Es mejor haber saturado
de amargura nuestro equipaje
y de hastío nuestra esperanza.

Porque sin la gallardía
que da aprender a ser impecable
en este instante que todo lo llena,
las ganas de abandonar
y de rendirnos nos pueden.

El vacío llama siempre
y cuando la vida te muestra
su verdadero e inútil rostro baldío,
es difícil seguir jugando.

Aunque puede ser divertido.