961.- Camino.



Tras el despertar
a mi verdadera naturaleza vacía,
dejé de reaccionar en gran medida
ante los sucesos
del acontecimiento interminable
que es la vida y así
la fuerza que me hizo nacer
perdió su alimento
y se fue ablandando,
disminuyendo en intensidad
y en fuerza.

Durante ese proceso,
la fugacidad e irrelevancia de todo
se fue afianzando
hasta dejar una especie
de viento suave que se mueve
de manera casi imperceptible
y en el que floto a la deriva
sin importarme tropezar
con innumerables cosas,
personas, o situaciones,
en mi indiferente pero confiado
discurrir entre la bruma
y el silencio de un camino sin destino
que no permite ser recorrido.