938.- Estar siempre bien.



En realidad
lo que todos buscamos en la vida
y para lo que hacemos
todo lo que hacemos en ella.

Es estar siempre bien,
sea lo que sea eso
para cada uno de nosotros.

La sociedad nos dice
que se llama felicidad
y hasta se atreve a definirla
con los atributos imperantes.

Y a recubrirla de todas
las cosas deseables
de los tiempos que vivimos.

Pero lo único
que esa felicidad social nos dará
será placer.

Pasajero como todos los placeres
e hijo siempre del dolor,
que es su pareja inseparable
con la que naturalmente oscila.

Lo que todos buscamos sin saberlo
al pretender estar bien
es nuestra propia naturaleza,
lo que somos sin querer
y que ni se puede lograr,
ni alcanzar, ni adquirir.

Porque obviamente
es lo que ya estamos siendo
mientras alucinamos
con emprender un duro viaje
a un lejano lugar
donde poder encontrarnos
con nosotros mismos.

Encontrarnos
con el que se dispone ahora
a partir para disfrutar
de tan inopinado encuentro
en el futuro.

Lo que pasa
es que no nos damos cuenta
de lo que somos.

Porque nuestra atención
permanece presa de los pensamientos
conceptuales del intelecto,
sus voces, sus imágenes
y todos los juicios,
baremos e interpretaciones.

Que giran en torno
al ilusorio personaje que un día nació
y otro día futuro morirá seguro
y constituye el sujeto
con el que nos identificamos
y que llamamos yo.

Ese es el que quiere conocerse
porque sabe que él
no somos nosotros.

E intuye que en algún lugar
existe ese yo real
a cuyo cobijo será feliz
por fin para siempre.

Pero la única solución posible
es retirar la atención del intelecto,
que es nuestra capacidad
de manejar conceptos e ideas.

Y dejarla ir y venir en libertad,
cosa inconcebible siquiera
para el intelecto
en el que nuestra atención
está presa ahora.

Dándonos la sensación
de que esa forma de vida
de pensamientos y conceptos
es la única posible.

Pero basta un instante consciente
de tal libertad de la atención,
para que se produzca
el despertar de la consciencia
a nuestra verdadera naturaleza original
y todas las tribulaciones terminen.

Entonces simplemente
estamos siempre bien.