925.- Estado de ser.



Tal vez,
lo único que tengamos al final,
sea nuestro estado de ser.

Pongamos en nosotros
el mejor que conozcamos,
como si de ponerse un hermoso
vestido nuevo se tratara
y soltémonos a disfrutar
de la vida como venga.

Con el tiempo,
igual nos atrevemos a desnudarnos,
a no entretener
estado de ser alguno en nosotros,
dejando que surja espontáneamente
el gozo imperturbable del vacío
que baila al son
de la percepción interminable
que llamamos vida.