867.- Por vivir.



Y cuando todo ha sido ya hecho,
cuando alzar una mano
es el milagro de la vida.

Estando sin estar
y sin embargo
siempre esperanzado
y ausente.

Cuando cada cosa ocupa su lugar
y nada sobra o falta.

Uno regresa al bullicio
y se vuelve a perder
esta vez en completa entrega.

Y entonces sí,
entonces el trinar de los pájaros
nos recuerda lejanamente
que vivir es para vivir.

Solo y nada más
que por vivir.